Sinuosas callejuelas y recovecos, extensas murallas, un ayuntamiento gótico majestuoso, el castillo de Kotnov, un subterráneo romántico, el Museo del Chocolate y el Mazapán, el Museo de Lego, la Armería medieval de Housův mlýn, el omnipresente espíritu de los husitas, y por supuesto, el jefe militar Jan Žižka que no le quita ojo la ciudad. Todo esto, también, es Tábor. Es una de las ciudades checas más bellas, fue fundada por los husitas en 1420, en un extremo rocoso sobre el río Lužnice, un lugar que consideraban una auténtica fortaleza para su fe.
Pero Tábor no es sólo una ciudad husita, es el hogar de una gran comunidad de músicos y artistas. En el entorno romántico del casco antiguo se suelen celebrar numerosos eventos culturales al aire libre, así que uno puede pasar varios días con su familia en Tábor sin aburrirse.