La decisión de construir una línea de ferrocarril entre Tábor y Bechyně se tomó a finales del siglo XIX y, gracias al “Edison checo”: František Křižík, también se determinó que debía ser electrificada. Unos años más tarde, en 1903, comenzó a funcionar el primer ferrocarril electrificado de toda Austria-Hungría. Con el tiempo se ha ido modernizando, y aún es posible disfrutarlo.
Si quieres conocer cómo era su funcionamiento en la época de nuestros bisabuelos, puedes disfrutar de un romántico viaje en los trenes Ela y Bobina. Los viajes en esos ferrocarriles históricos se realizan durante los fines de semana de verano.